Para respetar y cuidar nuestro entorno, es fundamental experimentarlo, disfrutarlo y vivirlo. Por eso, nuestros peques tienen su tiempo y espacio para jugar, ensuciarse y explorar en el barro, las piedras, el agua, la tierra...
Los beneficios de estos juegos son innumerables, relacionados con la salud, el disfrute, la creatividad, el respeto, la curiosidad, la motricidad y el estado emocional.
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